dieta evolutiva

Tengo el honor de compartir con vosotros este post invitado sobre la dieta evolutiva y los hidratos de carbono. Está escrito por Maelán Fontes, una de las figuras más respetadas y destacadas del panorama de la nutrición evolutiva. Tanto a nivel nacional como internacional.

Es investigador en Nutrición y Medicina Evolutiva en el Centro de Investigación en Salud en Atención Primaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Lund (Suecia). Y nos ha hecho un hueco en su apretada agenda para escribir este interesante artículo para los lectores de Eva Muerde La Manzana.

Se trata de un tema muy importante y muchas veces tan controvertido y malinterpretado en los círculos de la dieta paleolítica: los hidratos de carbono. Si quieres saber dónde encajan en la dieta evolutiva, sigue leyendo. 


Los hidratos de carbono y la dieta evolutiva

Cuando se habla de una dieta basada en nuestra evolución, o dieta paleolítica, habitualmente se etiqueta como una dieta baja en hidratos de carbono e hiperproteica. Aunque esta información es matizable. Ya que una dieta evolutiva no es necesariamente baja en hidratos de carbono (1,2).

No obstante, hay que tener en cuenta una de las características principales de esta dieta: la reducción del consumo de cereales. Por tanto, la ingesta de hidratos de carbono suele ser menor que las recomendaciones dietéticas tradicionales (3,4). Pero al analizar la ingesta de carbohidratos de diferentes poblaciones de cazadores-recolectores, los resultados  son claros. Y demuestran que esta variaba entre un 3% y un 53% de la energía total diaria (5).

De hecho, en torno a un 25% de las sociedades estudiadas tenían una ingesta moderada de hidratos de carbono (25-45%). Incluso en algunas poblaciones de horticulturistas la ingesta es alta (más alta que las recomendaciones oficiales). Por ejemplo, los isleños de Kitava, Papúa Nueva Guinea (69%) (6), los Tukisenta, Nueva Guinea (90%) (7), los pobladores de Okinawa (8) o los Machiguenga de Perú (9).

No obstante, es importante mencionar un aspecto sobre estas poblaciones. Aunque tienen una ingesta de hidratos de carbono alta, aparentemente, no padecen las llamadas enfermedades de la civilización. Incluso con abundancia de comida (10,11).

La dieta evolutiva y la ciencia

Además, cabe hablar de los estudios de intervención realizados por el Dr. Lindeberg. En ellos se compara una dieta paleolítica con una dieta mediterránea o dieta para diabetes. Y los resultados positivos se mantienen al ajustar los macronutrientes. Es decir, los resultados son independientes de la cantidad de hidratos de carbono (3,4).

Por otro lado, en un reciente ensayo clínico realizado por nuestro grupo, excluimos completamente los cereales en una de las dietas. Y sin embargo la ingesta de hidratos de carbono fue del 52% de la energía total diaria (1). Para conseguir esa cantidad aumentamos el consumo de frutas y tubérculos principalmente, a expensas de los cereales.

Pero estos no son los únicos estudios sobre hidratos de carbono y dieta evolutiva. Los resultados de recientes revisiones sistemáticas sugieren que las dietas bajas en hidratos de carbono no son más efectivas que las dietas bajas en grasas para reducir el riesgo cardiovascular. Ni para la pérdida de peso a largo plazo (12,13).

Los hidratos de carbono y la salud

Por último, nuestro grupo opina que los hidratos de carbono no son un problema para la salud por varias razones:

a) Aparentemente, durante nuestra evolución, algunas poblaciones de cazadores-recolectores consumieron cantidades normales o altas de hidratos de carbono. Y por lo tanto, deberíamos estar adaptados genéticamente a consumir esas cantidades. O dicho de otra manera, una dieta evolutiva puede ser moderada-alta en hidratos de carbono (2,14-16).

b) Las poblaciones modernas de cazadores-recolectores y de horticulturistas que consumen cantidades altas de hidratos de carbono presentan una prevalencia baja de enfermedades de la civilización (7,10,11,17,18).

c) Los resultados de los ensayos clínicos de nuestro grupo no han demostrado una asociación entre el consumo de hidratos de carbono y los factores de riesgo cardiovascular (3,4).

d) Las revisiones sistemáticas concluyen que a pesar de que a corto plazo (6 meses) las dietas bajas en hidratos de carbono mejoran los factores de riesgo cardiovascular más que las dietas bajas en grasa, esos efectos no se mantienen a largo plazo (12,19).

Maelán Fontes Villalba, MS
Doctorando en Nutrición Humana
Center for Primary Health Care Research
Faculty of Medicine, Lund University
Malmö, Sweden
@maelanfontes

¿Sigues teniendo dudas sobre si la dieta paleo o dieta evolutiva prescinde de los hidratos de carbono?


Referencias (I)

  1. Fontes-Villalba M, Jonsson T, Granfeldt Y, Frassetto LA, Sundquist J, Sundquist K, et al. A healthy diet with and without cereal grains and dairy products in patients with type 2 diabetes: study protocol for a random-order cross-over pilot study – Alimentation and Diabetes in Lanzarote -ADILAN. Trials. 2014;15(1):2.
  2. Lindeberg S. Paleolithic diets as a model for prevention and treatment of Western disease. Am J Hum Biol. 2012 Mar;24(2):110–5.
  3. Jönsson T, Granfeldt Y, Ahrén B, Branell U-C, Pålsson G, Hansson A, et al. Beneficial effects of a Paleolithic diet on cardiovascular risk factors in type 2 diabetes: a randomized cross-over pilot study. Cardiovasc Diabetol. 2009;8(1):35. 
  4. Lindeberg S, Jönsson T, Granfeldt Y, Borgstrand E, Soffman J, Sjöström K, et al. A Palaeolithic diet improves glucose tolerance more than a Mediterranean-like diet in individuals with ischaemic heart disease. Diabetologia. 2007 Sep;50(9):1795–807.
  5. Ströhle A, Hahn A. Diets of modern hunter-gatherers vary substantially in their carbohydrate content depending on ecoenvironments: results from an ethnographic analysis. Nutrition Research (New York, NY). 2011 Jun;31(6):429–35.
  6. Lindeberg S, Nilsson Ehle P, Terént A, Vessby B, Scherstén B. Cardiovascular risk factors in a Melanesian population apparently free from stroke and ischaemic heart disease: the Kitava study. Journal of Internal Medicine. 1994 Sep;236(3):331–40.
  7. Sinnett PF, Whyte HM. Epidemiological studies in a total highland population, Tukisenta, New Guinea. Cardiovascular disease and relevant clinical, electrocardiographic, radiological and biochemical findings. J Chronic Dis. 1973 May;26(5):265–90.
  8. Willcox BJ, Willcox DC, Todoriki H, Fujiyoshi A, Yano K, He Q, et al. Caloric restriction, the traditional Okinawan diet, and healthy aging: the diet of the world’s longest-lived people and its potential impact on morbidity and life span. Annals of the New York Academy of Sciences. 2007 Oct;1114:434–55.
  9. Johnson A, Behrens CA. Nutritional Criteria in Machiguenga Food Production Decisions: A Linear-Programming Analysis. Human Ecology. 2005 Mar 11;10(2):1–23.

Referencias (II)

  1. Lindeberg S, Lundh B. Apparent absence of stroke and ischaemic heart disease in a traditional Melanesian island: a clinical study in Kitava. Journal of Internal Medicine. 1993 Mar;233(3):269–75.
  2. Naude CE, Schoonees A, Senekal M, Young T, Garner P, Volmink J. Low Carbohydrate versus Isoenergetic Balanced Diets for Reducing Weight and Cardiovascular Risk: A Systematic Review and Meta-Analysis. Cameron DW, editor. PLoS ONE. 2014 Jul 9;9(7):e100652.
  3. Lindeberg S, Eliasson M, Lindahl B, Ahrén B. Low serum insulin in traditional Pacific Islanders–the Kitava Study. Metab Clin Exp. 1999 Oct;48(10):1216–9.
  4. Bueno NB, de Melo ISV, de Oliveira SL, da Rocha Ataide T. Very-low-carbohydrate ketogenic diet v. low-fat diet for long-term weight loss: a meta-analysis of randomised controlled trials. Br J Nutr. 2013 May 7;:1–10.
  5. Perry GH, Dominy NJ, Claw KG, Lee AS, Fiegler H, Redon R, et al. Diet and the evolution of human amylase gene copy number variation. Nat Genet. 2007 Oct;39(10):1256–60.
  6.  Ye K, Gu Z. Recent Advances in Understanding the Role of Nutrition in Human Genome Evolution. Adv Nutr. 2011 Nov 9;2(6):486–96.
  7. Luca F, Perry GH, Di Rienzo A. Evolutionary adaptations to dietary changes. Annu Rev Nutr. 2010 Aug 21;30(1):291–314.
  8. Lindeberg S, Berntorp E, Nilsson Ehle P, Terént A, Vessby B. Age relations of cardiovascular risk factors in a traditional Melanesian society: the Kitava Study. Am J Clin Nutr. 1997 Oct;66(4):845–52.
  9. Spreadbury I. Comparison with ancestral diets suggests dense acellular carbohydrates promote an inflammatory microbiota, and may be the primary dietary cause of leptin resistance and obesity. DMSO. 2012 Jul;:175.
  10. Swedish Council on Health Technology Assessment S, editor. Dietary treatment of obesity: A Systematic Review. 2013 Sep 11;:1–52.
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